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viernes, 18 de septiembre de 2009

La poesía sucediendo

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Ganador del Premio EL VERSO DIGITAL 2009

"El escritor argentino Hugo Francisco Rivella obtiene el premio de 1.000 euros en metálico por su poemario "La poesía sucediendo".
El día 16 de junio, se han conocidos los finalistas y el poemario ganador del IV Certamen internacional de poesía "El verso digital" que convoca Publicatuslibros.com, dotado con un premio en metálico de 1.000 euros, y que está patrocinado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Hugo Francisco Rivella (Argentina) ha sido el autor cuyo poemario La poesía sucediendo, ha conseguido la mejor puntación emitida por el Jurado integrado por los escritores Teresa Iturriaga y Manuel Carlos Sainz, ganadores de las ediciones 2008 y 2007 respectivamente, el escritor y poeta argentino Luis Benítez y la Catedrática de Literatura, Mercedes Moreno.
Los poemarios y autores finalistas elegidos han sido:
Mi nombre ante el espejo Manuel Fernández de la Cueva Villalba (España)
Vacuas Andrés Urzúa de la Sotta (Chile)
Lunática en el ático María del Carmen Guzmán Ortega (España)
Destinos Emiliano de Lucas Matarranz (España)
De algunos días en la ciudad Carlos Torrentera (México)
Un lugar sin estaciones Carlos Luis Ortiz (Ecuador)
La luz caída en el espejo Marcos Joel Garríguez (Argentina)
Αιώνια Arianna Bañuelos Zetina (México)
Se lo llevaron Manuel Senra (España)
En esta cuarta convocatoria se han recibido un total de 393 obras provenientes de 22 países diferentes del Mundo. Los diez poemarios finalistas, incluido el ganador, serán compilados y editados en un libro presentado por Publicatuslibros.com. Además, el/ ganador podrá editar un libro digital con sus obras por cortesía de Publicatuslibros.com.
El fallo se ha dado a conocer en la fiesta que se ha celebrado en el Albergue -Spa Juvenil de Jaén, y que ha contado con la presencia de las poetas jiennenses Ana Toledano y Yolanda Ortiz".
La poesía sucediendo y los otros poemas finalistas pueden ser leídos en: EL VERSO DIGITAL 2009:
http://www.publicatuslibros.com/fileadmin/Biblioteca/Libros/Poesia/Verso_Digital_2009.pdf




LA POESÍA SUCEDIENDO

La Poesía aquí, en la rosa más leve de mis sueños de arena, en los ojos del niño que deambula en las calles,

en la quietud del lago que me va recordando los increíbles peces de un espejo sonoro.

Aquí, en la boca desnuda del que lo dice todo,

en el punto que une el círculo y la recta para que se desdiga la ecuación de sus números hueros.

La Poesía aquí, en la felpa y el miedo, en el corsé infinito de la propia censura, desmantelada, sí, desgajada del árbol, huyendo de las ratas, del mendigo, del cuajo de mis ojos, de sus ritos de menta, del poeta y demiurgo de ranas hechizadas, de tigres desdentados, de putas sollozando, de barcos sin sentido en un puerto vacío.

La Poesía aquí, en el pubis de escarcha de la mujer violada, en el cura que baja hasta la misma sombra y muerde el campanario de su sexo apagado.

La Poesía aquí, en la rosa demente, cuando se desmorona el mundo, sus harapos,

los labios temblorosos del cómplice de turno y el político fuga de sus propia palabra.

La Poesía aquí, en la punta del pie, en las uñas pintadas de la mujer que amo,

su cuerpo en mis dedos como una flor de nieve, el perfume del viento que cruza sus cabellos y que llena de soles los bordes de mi almohada.

La Poesía entre mis huesos de amor trastabillando.

La Poesía aquí, entre nosotros, en el rostro polvoso de la trampa,

en la niña que duerme sus juguetes de plástico,

El verso digital 2009 Varios autores

en la tierra que estrangula sus rituales de lluvia y estaquea su corazón como a un cuero reseco

y Cristo se desgarre a orillas del crepúsculo si no siento que cuando pasa el otro,

soy yo el que está pasando

La Poesía aquí, desnuda o desnudándose, mostrándonos el sexo para que se escandalice la página literaria que merodea su censura infinita, porque si digo puta o mierda o puñalada, causa más impresión que si dijera hambre, pobreza, desnutrición,

extrema unción del río que va contaminado.

La Poesía entre nosotros para que siga viva, y vuele desde el cerezo hasta el agua servida, y caiga del ojo que llora una lágrima enferma,

La Poesía que abandone al poeta sin mancha, su copa de cristal sin llagas en la sombra, sin tigres en la sangre, al poeta que urde su pedestal y olvida, al otro, al diferente y porque arma un verso con levedad de olvido, siente que la palabra lo vuelve inalcanzable.

La Poesía que abandone la cátedra vacía del ritual del fonema y el desmenuzamiento de planos inclinados, de análisis sintácticos, el giro, el paradigma, y sorba el seso al Juez con sus doctrinas, y en el hombre se agriete como una flor reseca.

La Poesía entre nosotros igual que una pedrada arrojada al espejo del miedo y de la muerte,

que ronque en el ausente,

que le sueñe a la madre sus rezos en la noche,

que el travesti la bese y la posea,

que el caído la trame en su tristeza,

El verso digital 2009 Varios autores

que a la niña le ronde enamorada,

que al mendigo le cruja en los zapatos.

La Poesía entre nosotros como la vida misma, buscándonos, hundiéndonos, penetrándonos, a cara descubierta, a sexo limpio, a fábrica tomada, a piedra en el escándalo, a ternura de sapo, a un tsunami de bronce, a bestia alucinada.

La Poesía aquí, entre nosotros, como un rompecabezas que armamos entre todos.

La Poesía sucediendo… porque sucede el Hombre con sus ángeles torpes, y sucede la vida y suceden los años … en Bayer y en la Glauce que agazapa sus ojos en las rejas del Bergman, en Romilio Rivero hechizando serpientes, en Vallejo y sus huéspedes secretos, en Lorca con sus toros irrumpiendo Manhattan, en Céspedes y la trama del Presidente Ahorcado, en los trenes oxidados del salar de uyumi como un museo de hierro que nos sueña soñando.

La Poesía sucediendo en la caña de azúcar, en la mujer de ojos renegridos en donde el fuego se vuele una luciérnaga.

La Poesía sucediendo en todas partes, en los ojos, los dedos, en los pocos cabellos que rondan mi cabeza, en la poca inocencia que nos queda, en la fragilidad del agua anochecida.

La Poesía sucediendo en todas partes.

Adentro

sucediendo..





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lunes, 14 de septiembre de 2009

Yo, el Toro

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Canten.
Celebren que la Paz se oculta en las palabras.
Yo estuve en las milicias combatiendo, fui partisano, rana, ruido,
trinchera, banco de pruebas y anarquista.
Tengo a España en la piel, soy su alarido.
La ternura corriendo entre las moras.
Soy en el Mediterráneo una isla hacia donde fugan los abismos.
Fui la Guerra Civil y fui sus muertos caídos sobre la cruz de
un Cristo enfermo.
Soy Guernica, la sombra y el camino que recorren los ojos de mi
madre,
Las manos de Segovia, su guitarra, la Alhambra,
ritmo flamenco que enciende el mástil de las barcas pesqueras,
el tatuaje marino, las nalgas de Rosario,
el Duero con la sangre del niño asesinado y el vino, vino tinto,
vino y partida y vino sentimiento, el ángel de las uvas,
su secreto de lluvia, los poemas de Góngora y Quevedo,
la saeta, el milagro del ciego con su piel dolorida
y los pies del cansancio cubriéndose los pájaros.
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Soy Yo,
El Toro,
un corazón de espejo agonizando.







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Caballos en la lluvia

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La Poesía es una casa abandonada
                        en donde se han refugiado
los caballos y la lluvia,
un niño con una pelota de trapo y una mujer embarazada.
Por ella
corren ciudades con trenes que respiran una muerte
                                        secreta
y también
                       la camisa mugrienta de un hombre sin destino.
Puedo sentir en las paredes de la casa
la música de Bach y la de Cuchi
                      y vestirse blanco la piedra en el espejo.
El fuego que se quiebra.
Los tigres escapando de un durazno.

A tropezones llega la memoria.
Se entrega como una mujer hasta ser un gemido.
(Las manos del amante sobre el muslo apenas si resisten
                                                            transparencias).
De pronto,
los caballos salen al patio
                              y la lluvia
                                            se desteje en lejanías.

La carretera ha partido llevándose mi infancia

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La carretera ha partido llevándose mi infancia.
No me reconozco entre la gente que pasa
                 y tampoco nadie se ha reconocido en mí.
Mis amigos corren una mariposa,
intentando ser los últimos en abandonar la carrera de los días
                                              que fueron.
Dibujo en el aire el perfil de una ballena,
                                         toco sus aletas,
sus agallas,
                    tan grandes como la catedral,
como los pechos de la de quinto que ayer me miró
                                          mientras reía.
El pueblo ha dejado de existir.
Son otros los personajes que habitan los rincones
                                     en donde jugué
                                    a las escondidas.
Ha pasado por allí otra vida.
Otros caminos que los abuelos repiten en sí mismos
                                pero que no alcanzan.
He llorado horas enteras
       y de mis lágrimas creció una tempestad
que me devolvió a otros caminos
a otra Carretera.






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Hay mediodías que parecen puñales

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Hay mediodías que parecen puñales,
Voces que se sueltan como monedas en un tarro.
Abstracciones.
Hay colores que pintan el paisaje con miedos,
con palabras que duelen como heridas antiguas
y yo
me confieso ante el hombre en el nombre del Hombre,
del pecador, del ruín, del tratante de blancas,
del traidor.
Me confieso en el nombre del Odio.
En el nombre de los bajos instintos.
En el nombre de los desposeídos.
En el nombre de los que traicionan a sus mujeres y a sus amantes
y a sus hijos.
Me confieso en el nombre de los Derrotados. En el nombre de los
Caídos del Alma.
En el nombre de los Arrastrados.
Los otros. Los puros. Los elegidos. Ellos están a salvo
de la temporalidad
mientras tanto
existen mediodías que parecen puñales
y piernas como alambres que sostienen efigies de barro.
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Del libro Agua de mis manos. Editado con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes.






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La infancia ronda como un duende

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Sixta Corbalán,
cuando yo era un pedazo de esta jungla que soy,
me llenaba los días con las aventuras del Tigre y del Zorro,
de Pedro Urdimales,
del Duende sombrerudo de la siesta.
Hacía mate cocido en un tarro de dulce de durazno
y cuidaba la tortilla en el rescoldo como a una flor de harina.
Yo iba creciendoo frente al fuego,
leyendo la ceniza,
iniciadoo en la alquimia de adivinar la sangre.


Colgaba de sus manos una estrella de miedo.


La ciudad se me vino encima.
Me arrinconó entre ascensores y toboganes.
Me ahogó las venas con dolor y cemento.
Me tiró una roca de mar.
Hizo un tajo en el cielo por donde vomitaba dios sus mandamientos.


Sixta Corbalán surce las medias que debe ponerse al otro día.
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Del libro Zona de otros días. Primer Premio Concurso Provincial de Poesía Autores Éditos 2006. Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, Argentina.













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