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La Poesía es una casa abandonada
en donde se han refugiado
los caballos y la lluvia,
un niño con una pelota de trapo y una mujer embarazada.
Por ella
corren ciudades con trenes que respiran una muerte
secreta
y también
la camisa mugrienta de un hombre sin destino.
Puedo sentir en las paredes de la casa
la música de Bach y la de Cuchi
y vestirse blanco la piedra en el espejo.
El fuego que se quiebra.
Los tigres escapando de un durazno.
A tropezones llega la memoria.
Se entrega como una mujer hasta ser un gemido.
(Las manos del amante sobre el muslo apenas si resisten
transparencias).
De pronto,
los caballos salen al patio
y la lluvia
se desteje en lejanías.
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